Solo tres de las siete empresas privadas que hacen vida en el mercado están activas, lo que ha traído como consecuencia que el mercado se haya contraído 98% en 12 meses.
Lejos están los números de ser tan notorios como una década atrás. En medio de una crisis económica generalizada, la industria automotriz nacional mantiene una salud más que precaria y muestra evidencias de un inminente colapso traducido en la paralización de cuatro de las siete empresas que hasta hace pocos años constituían el motor del cuarto mercado más importante de América Latina.
En efecto, de acuerdo con las cifras de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) entre enero y julio 2017 apenas se ensamblaron 1.093 unidades, cifra que apenas representa el 0,4% de la capacidad productiva del sector, estimada en unas 250.000 unidades al año.
La cifra es incluso 35,44% inferior en comparación con el mismo período del año pasado, cuando ya esta área de la economía arrastraba una caída de 26% frente al año precedente; año que a su vez culminó con un retroceso de 76% frente al período previo.
Las estadísticas de Cavenez reportan que en julio solo tres empresas pudieron ensamblar: FCA (antigua Chrysler), que produjo 30 unidades; Ford (76) y Toyota (100). Iveco, Mack y MMC Automotriz siguen sin poder reanudar actividades por falta de material de ensamblaje. General Motors cesó operaciones en el país en el mes de abril.
Ford Venezuela reactivó su planta después de seis meses de paralización,tres meses más de lo previsto tras el cierre de actividades en diciembre pasado y luego de haber negociado la salida de casi 50% de su personal.
Toyota se ha convertido en la nueva marca líder de ensamblaje al acumular 85% de la producción en los siete primeros del año con 820 unidades, mientras que FCA ha ensamblado 161 vehículos, Ford 77 y Mack 35; cifras éstas que en condiciones de normalidad producían en dos o tres días de trabajo.
Las cifras podrían ser peores de no ser porque Ford, Toyota y FCA han aceptado la alternativa ofrecida por el gobierno como tabla de salvación: ante el cierre de la liquidación de divisas oficiales, las empresas han tenido que adquirir con recursos propios el material de ensamblaje y vender en dólares los autos fabricados, estrategia que, lógicamente, ha servido de freno a la producción en virtud de una demanda muy por debajo de lo inicialmente esperado.
Ello queda en evidencia cuando se toma en cuenta la caída de 18,3% en las ventas en lo que va de año respecto a las cifras del mismo lapso 2016. Con apenas 1.550 unidades colocadas, las ventas totales representan el 0,3% de la cantidad de autos comercializados entre enero y julio de 2007, año record del mercado con casi 492.000 unidades comercializadas.