Al dar a conocer la propuesta del gremio para la reactivación del sector manufacturero nacional, el presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga aseguró que el objetivo es ser un vehículo sólido y sostenible para salir de la “trampa de la pobreza”
Luego de un largo camino de diagnósticos, investigación, análisis y debates, la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) presentó su Plan de Políticas Públicas con metas y tiempos definidos y delineado en tres etapas para su ejecución: arranque de máquinas; construcción y fortalecimiento de ventajas competitivas; y la especialización de la industria.
Durante el evento “Hacia una Venezuela Industrializada: La Ruta” celebrado ayer en el Eurobuilding Hotel & Suites, Juan Pablo Olalquiaga, presidente del gremio manufacturero, insistió en que este plan de desarrollo económico e industrial por sí solo no es suficiente, sino que es una parte del rompecabezas que hay que armar para tener un claro camino en la dirección de construir un país que, lejos de ser decadente, sea capaz de producir, sobre todo prosperidad.
“La gobernabilidad que se desprende de políticas públicas acertadas es uno de nuestros propósitos, así como requiere de nuestra corresponsabilidad. Es requisito y exigencia de la sociedad en su conjunto. Para que se materialice el cambio político es obligatorio tener una visión consensuada de país, de la cual se desprendan planes sectoriales estables de desarrollo, los cuales conformen el compromiso a ser instrumentado tanto por unas autoridades transitorias, así como por una sucesión de gobiernos posteriores. Así lo entendemos, así lo exige la comunidad internacional y espero que así también lo comprendan todos y cada uno de los integrantes de los partidos políticos nacionales”.
Recordó que, según Francis Fukuyama, la historia de muchos países ha reconocido que una institución sólida es inherente al desarrollo económico. Y esa institucionalidad se traduce en derechos de propiedad, sistemas legales y cortes imparciales que hacen valer estos derechos y estado de derecho, pero también instituciones como sistemas electorales, formas de poder ejecutivo y federalismo que proveen representatividad, legitimidad, resolución de conflictos y acciones colectivas y, finalmente, normas y hábitos que influyen en cómo se utilizan esas instituciones para que no sean cascarones vacíos.
Juan Pablo Olalquiaga afirmó que la razón de ser de las Propuestas de Políticas Industriales elaboradas por Conindustria es convertirse en un vehículo sólido y sostenible para salir de la “trampa de la pobreza, que no es otra cosa que el hecho de que la pobreza genera más pobreza. Esta trampa se traduce en escasez de personal bien formado, lo que a su vez impide competir en un mercado globalizado con exportaciones que vayan más allá de materias primas o productos de escaso valor agregado. Por el contrario, los países desarrollados cuentan con profesionales en todas las ramas, técnicos, gerentes y trabajadores calificados”.
Conindustria propone qué hacer en temas tan importantes como la institucionalidad, la propiedad de las empresas y el rol del Estado, infraestructura, innovación, tecnología y competitividad, modernización de la legislación laboral, financiamiento, leyes tributarias y sector externo.
Partiendo de esa base, es posible lograr las metas propuestas, como son: recuperar en un lapso de 12 meses, al menos 60% de la capacidad industrial instalada; activación de 20 clusters manufactureros activos en 2 años; llegar a 30.000 establecimientos industriales para el 2030. En materia de exportaciones, se prevé lograr 3.000 millones en 12 meses; 4.000 millones de dólares en 24 meses y 10.000 millones en el 2030.
En cuanto al mercado laboral, se contempla la posibilidad de pasar de unos 300.000 empleos formales a 1.412.458 en el sector manufactura. Se plantea también incrementar la productividad y remuneración en 5% anual, de manera que los salarios promedios sean de 9.184 dólares y que para el empleo formal lleguen a 14.189 dólares.
Asimismo, se proyecta que el peso de la industria manufacturera en el Producto Interno Bruto (PIB) pase de 13% en el año 2015 a 22% para el 2030. Eso supone que el PIB manufacturero crezca al doble del ritmo de la tasa del PIB total.
Olalquiaga afirmó que esta propuesta de Conindustria “no se supone un hecho cumplido sino es una muestra de nuestra disposición a participar junto con todos los actores sociales en la reconstrucción de este país que nos pertenece a todos”.