El presidente de Conindustria afirma que «se necesitan nuevos gobernantes que puedan instrumentar medidas para la recuperación de la economía», y esto pasa por «cambiar el modelo de controles y limitaciones por uno de libre mercado», dice
“Se necesitan gobernantes que comprendan claramente cuáles son las necesidades del país y que puedan instrumentar las medidas que estimularían la recuperación de la economía venezolana”. Así lo señala al inicio de esta entrevista con Contrapunto, el presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, para quien la falta de políticas públicas acordes con las nuevas realidades, han derivado en un deterioro sostenido de las empresas en detrimento de la generación de los bienes y servicios que demanda la población venezolana.
Para Olalquiaga, el cierre de empresas en Venezuela ha devenido en un proceso gradual como nunca antes visto, en gran medida porque se les tienden cercos y trabas que limitan sus posibilidades de operación y crecimiento. Indica que según las cifras acumuladas, de unas 12 mil 700 industrias que operaban en 1997, hoy se calcula que se han reducido a cerca de 4 mil, lo que constituye una disminución de aproximadamente dos terceras partes del parque industrial en el transcurso de 20 años.
–¿Hay un daño irreversible para el sector empresarial e industrial venezolano…?
–Irreversible desde el punto de vista de la gran cantidad de empresas que han debido bajar sus santamarías y otras que se van yendo de Venezuela, entre ellas multinacionales, y otras muchas grandes y pequeñas empresas locales. Pero el país industrial no está condenado, porque tenemos el convencimiento de que pueden instalarse y reflorecer nuevas industrias, en un entorno que les proporcione capacidad operativa, rentabilidad e infraestructura.
Coyuntura industrial y la Ruta 2025
Al resumir los resultados más relevantes de la encuesta de coyuntura industrial que periódicamente realiza Conindustria, este último referido al cuarto trimestre de 2016, advierte sobre la alarmante continuación de la pérdida de producción de las empresas venezolanas, lo cual se refleja en una caída de pedidos, producción, ventas, inventarios y contratación de mano de obra. «Todos los indicadores apuntan a una sostenida disminución de la actividad económica y, en consecuencia, hay menos productos en los anaqueles para satisfacer las necesidades y subsistencia cotidiana de los venezolanos», acota sobre este tema.
–Frente a ello, ¿qué propone el gremio de los industriales y empresarios?
–Tenemos propuestas de una rectificación de rumbo, pero han caído en oídos sordos, y por eso pensamos que necesitamos gobernantes que comprendan claramente cuáles son las necesidades del país y que puedan instrumentar las medidas para la recuperación de la economía.
–¿Cómo marcha el programa «La Ruta 2025» y qué plantea el sector para la reindustrialización del país?
–Este programa abarca siete áreas: política interior, política exterior, financiamiento, mercado laboral, privatizaciones, infraestructura, y educación ciencia y tecnología. En su avance, hemos intercambiado ideas con muchas personas y representantes de diversas instituciones tanto del mundo industrial como externo, con énfasis sobre las necesidades del país y con el propósito, entre otros, de encontrar consensos, ya que las políticas públicas se edifican sobre la base de consensos, y no de imposiciones, como lo viene haciendo este gobierno, y que no le ha funcionado. Los países deben construir acuerdos con visiones conjuntas. La Ruta 2025 es un ejercicio en marcha mediante el cual hemos construido y hasta ahora hemos arribado a estas siete áreas de acción, y continuamos trabajando en otras individuales que deban instrumentarse para que cuando llegue el momento, podamos entregar al país un conjunto de recetas que contribuyan con la necesaria reconstrucción industrial de Venezuela.
Reconstrucción e inventarios
–¿Qué propuestas tienen para reconstruir la economía?
–Distintas ideas y propuestas. Desde el punto de vista jurídico es fundamental el respeto a la propiedad, el estado de derecho y mecanismos que permitan que las empresas puedan desenvolverse, lo cual precisa el desmontaje de los controles. Esto generaría posibilidades más que confianza, ya que la confianza debe ser resultado del cumplimiento de lo que se ofrece y lo que se acuerda. También se necesita disminuir los niveles de inflación porque la pérdida del poder adquisitivo no solo afecta a lo consumidores, sino a las empresas que ven disminuidas su capacidad de reposición. Se necesita entonces una macroeconomía estable con un marco jurídico que funcione y mecanismos a través de los cuales las empresas puedan mantenerse operativas. El sistema cambiario es solo un aspecto importante. Se requiere también, por ejemplo, garantías del Estado en aspectos como la generación y provisión de energía eléctrica y el desarrollo de talentos que lamentablemente en Venezuela no consiguen las posibilidades que les ofrecen otros países, y por eso emigran. Existe todo un entramado de necesidades de la industria que debe reconstruirse progresivamente. En términos de visión de país esto significa cambiar el modelo económico de controles y limitaciones por uno de libre mercado.
A su modo de ver, el país ha experimentado un encogimiento importante de su capacidad económica. Explica: “Alcanzamos a tener una economía con un PIB de 2 millones 870 mil millones de dólares, que se ha ido contrayendo a cerca de los 250 mil millones de dólares, un poco más, un poco menos, dependiendo de la composición de las tasas de cambio. Esta contracción reduce el mercado, y sin mercado tendremos consumidores empobrecidos. Políticas distintas a las actuales deben procurar la recuperación del poder adquisitivo de los consumidores para que puedan acceder a los productos y las industrias brinden respuestas a sus necesidades. Se necesita un vuelco completo de la política económica venezolana, como resultado de un nuevo modelo de gobierno distinto al que tenemos. Venezuela requiere de otros actores políticos capaces de impulsar el cambio hacia la prosperidad.
–¿Cómo están los inventarios de la industria para el primer trimestre del año?
–Los inventarios son heterogéneos. Hay sectores que tienen mayores niveles de inventarios, pero sus dificultades radican en las imposibilidades de vender sus productos en un escenario de elevados costos. Por esto los consumidores se han venido quedando sin poder adquisitivo. Hay otros sectores, como por ejemplo el del trigo, donde existen insuficiencias de materia prima, que no solo se utiliza para la elaboración de pan, sino de galletas y pastas. Y así como falta el trigo, escasean otras muchas cosas, como el acero líquido, fundamental para el sector metalmecánico; el azúcar cruda y una lista larga de de materias primas, en unos sectores más y en otros menos. En definitiva, el tema de los inventarios es sólo uno entre muchos factores que afectan el funcionamiento industrial.
Expropiaciones y cambio de rumbo
–¿Qué se reporta sobre expropiaciones?
–Aunque han disminuido, no se han detenido. Ejemplos más evidentes están en las tomas recurrentes de empresas dedicadas a la producción y comercialización de alimentos, porque es una verdad que esta administración no respeta ni garantiza el derecho a la propiedad.
–En la Expoferia Venezuela Productiva, el ministro de Economía y Finanzas, Ramón Lobo, invitó a empresarios e industriales a incorporarse con proyectos y propuestas a la economía nacional. Les dijo: «No somos sus enemigos»…
–Enemigos no somos. Tenemos criterios distintos y nosotros estimamos que seguir insistiendo en este modelo socialista se concentra un mal manejo de la microeconomía, cuando el país requiere la construcción de un nuevo modelo macroeconómico, con la incorporación de personas con conocimientos y experiencias del sector, con políticas fiscales planificadas y adecuadas a las necesidades de la población. De otra manera, las proyecciones para el sector que representamos son terribles. La industria venezolana sigue en picada. Sin cambio político, no habrá reactivación económica y es la sociedad la que debe impulsarlo. Leer más
Fuente Contrapunto