La industria venezolana, que según sus responsables se acerca a la paralización por falta de materia prima, debe sobrevivir a un entorno de crisis económica al que se añaden advertencias del gobierno de encarcelar a empresarios y expropiar fábricas.
Alimentos, medicinas, autopartes, metales, productos químicos, papel o artes gráficas son algunos de los sectores productivos en crisis por carencia de insumos, asegura a la AFP Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, el gremio industrial más importante de este país petrolero.
De acuerdo a los datos más recientes de esta cámara, hacia finales del año pasado 56% de la capacidad industrial estaba sin operar. Y durante 2016 el cuadro ha empeorado, asegura Olalquiaga.
«La manufactura sigue disminuyendo operaciones», indica, y pone como ejemplo la caída en la producción de azúcar, un sector que ha reducido su cosecha por expropiaciones de tierras productivas y de ingenios azucareros, elevando en simultáneo su dependencia de la importación.
También reporta interrupciones en la fabricación de pan y pastas por falta de trigo.
Además escasea la harina de maíz. Sobre este rubro los trabajadores de Alimentos Polar han advertido que solo hay maíz para producir hasta finales de mayo.
Polar ya paralizó en abril sus 6 plantas de cerveza, que cubren 80% del mercado y generan 10 mil empleos directos, por falta de divisas para importar la cebada requerida.
Otra industria casi en ruinas es la automotriz, que en abril solo ensambló 196 vehículos pese a tener una capacidad instalada para producir casi 21 mil autos mensuales.
También el sector de autopartes, que emplea a 30 mil personas de forma directa, se encuentra en crisis, prácticamente paralizado por la merma de la industria automotriz, explica Olalquiaga.
El presidente Nicolás Maduro reitera que la suspensión de la producción obedece a una conspiración de empresarios de derecha, mientras la oposición insiste en pedir la realización de un referendo revocatorio de su mandato.
«¡Planta parada, planta entregada al pueblo! (…) Ustedes me van a ayudar a recuperar todas las plantas paralizadas por la burguesía», dijo el mandatario venezolano el fin de semana.
Maduro también exclamó que «quien sabotee el país» dejando de producir debe ser arrestado y enviado a prisión.
-Cavar en el foso-
El economista y analista político Luis Vicente León afirma que este cerco al sector productivo «es muy negativo y solo empeora la situación», pues considera que las redes estatales de producción y distribución de bienes tienen una capacidad limitada de atender la demanda.
Esta percepción se refleja en algunos estudios de opinión que muestran como 7 de cada diez venezolanos rechaza que el gobierno ocupe empresas privadas.
El desplome del precio del petróleo hace 2 años, desde 100 hasta unos 30 dólares por barril, agravó una situación ya crítica de la economía, que en 2013 apenas creció 1,3%, mientras que en 2014 y 2015 retrocedió 3,9% y 5,7%, respectivamente, según el Banco Central.
La industria privada adeuda 12 mil millones de dólares a sus proveedores internacionales, apunta Conindustria.
La preocupación por la carencia de materias primas o la imposibilidad de obtener divisas dentro del control de cambio afectaron durante el último trimestre de 2015 a alrededor de 90% de los industriales.
-Crisis sistemática-
El gobierno venezolano impulsa desde febrero un plan de reactivación de la economía, invitando a empresarios venezolanos y extranjeros a invertir dentro de los llamados «15 motores», en referencia a áreas como petróleo, industrias, agricultura, minería o turismo, entre otras, para reactivar el aparato productivo que ya no cuenta con el impulso de la fabulosa renta petrolera venezolana.
Pero Olalquiaga considera que esto ha resultado ser «una iniciativa inútil, que atiende algunos problemas pequeños (como eliminación de trámites), pero la economía en conjunto está detenida».
El industrial considera que existe una «crisis sistémica, en la que se limita de forma planificada la operación de las compañías: escogiendo detener industrias o por la impericia en su manejo», en referencia a las que han sido reducidas o expropiadas por los gobiernos de Hugo Chávez (1999-2013) y Maduro.
El conteo de Conindustria refleja que entre 1999 y 2016 el número de empresas se redujo de 13 mil a apenas 4 mil, perdiendo la mitad de los empleos directos y llegando actualmente a poco más de 300.000 puestos de trabajo.
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