El sector industrial solo puede desarrollarse si los engranajes que lo conforman, las cadenas estrechamente relacionadas de las que depende, también funcionan de manera adecuada. Lo alarmante del caso venezolano es que hubo un quiebre, se rompió la cadena del sector industrial, y restablecer los mecanismos que le permiten a un país la fabricación de productos para satisfacer su demanda interna no es una tarea sencilla de hacer de la noche a la mañana.
8.000 empresas cerradas en los últimos 20 años, según Conindustria, es una cifra escandalosa, sin embargo, la situación no es reducible solo a un número. Se necesita rememorar un contexto para comprender la situación.
En el sector industrial de calzado, por ejemplo, hace aproximadamente un poco más de 20 años, se podía hablar de un 80% de fabricación con la marca “hecho en Venezuela”. Había una cantidad de empresa, entre las que se contaban unas aceitadas fabricas de hilo, una industria con una atinada capacidad de fabricación de telas, y una experticia indiscutible en mano de obra en ese sector. Hoy el sector industrial en su totalidad trabaja a un 36% o menos de su capacidad, según cifras de Conindustria.
Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, precisa que 2016 ha sido un año particularmente difícil para la industria venezolana; destaca que recuperar el aliento de producción de años anteriores en cada empresa es fundamental para aspirar a un crecimiento más que necesario, que permita el reflote de cada uno de los sectores industriales del país. Leer más
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